Lluvia golpeando mis pasos
ignorando al fin los ojos.
Poesía barata vendida
a quien dio su vida por un saldo.
Aún tanto por perder
más que lo robado y perdido.
Mil pesadillas soñando con ese
Odio amado, pero nunca conseguido.
Espejos que escupen las promesas
y reflejos que mienten a sus amigos.
Escritura automática, malditos
esquivos pareados.
Patéticos vampiros sorprendidos
por el tiempo coagulado en sus temblorosas
manos.
Bendito Olvido
abrió de nuevo estos ojos.
Sonreír es sano,
y desear coser los remiendos desgajados.
Vuelta a empezar, empezando
de nuevo.
Ataviada siempre con pluma
versos,
y una página en blanco.